«Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil”, será reo ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna de fuego.
Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna.
Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna.» (Mt 5, 22. 29-30)
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Valle Hinnom en 1900 |
El lunes estuve en una charla muy interesante. El padre Jacinto nos explicó de donde procede lo de la gehenna de fuego.
Resulta que al sur, fuera de los muros de la Jerusalén histórica hay un valle que se llamaba Ge Hinnom, es decir, valle de Hinnom.
Durante mucho tiempo, ese valle hundido fue el lugar donde los cananeos practicaban sacrificios humanos, de niños al parecer, en honor del dios Moloch. No era, por tanto, un lugar de buena fama. Más tarde, a partir del 638 a.C., se convirtió en el vertedero de la ciudad de Jerusalén.
En el enorme basurero de Ge Hinnom ardía un fuego perpetuo para quemar las basuras y desperdicios, los animales muertos y también los cadáveres de los criminales ejecutados. Pues había crímenes cuyo castigo iba más allá de la muerte del criminal en el sentido de que no se le daba sepultura al cuerpo del ajusticiado, sino que era quemado como basura, para que desapareciese de sobre la faz de la Tierra como si nunca hubiese existido.
En la actualidad, el valle está cubierto de olivos |
Como ya he mencionado, el fuego en Ge Hinnom ardía de día y de noche, a todas horas, era la forma de evitar el hedor de las basuras y de los cuerpos en descomposición. Y si algo escapaba del fuego, los gusanos lo devoraban.
«Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga.
Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna.
Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga» (Mc 9, 43-48)
En tiempos de Jesús, el gran vertedero de Ge Hinnom seguía funcionando, pero en arameo se le llamaba Ge Henna, la gehenna, el lugar físico, geográfico, del fuego que no se apaga y del gusano que devora lo que el fuego no consume.
Cuando Jesús habla a los judíos de la gehenna, sus oyentes saben que ese es el nombre del vertedero, del lugar al que van a parar los deshechos de los criminales, los que, para los creyentes judíos, son malditos, rechazados por Dios y por los hombres. En suma, pecadores condenados en el Juicio de Dios.
«Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquelque puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna.» (Mt 10, 28)
Aquí unos ansiosos por visitar la gehenna |
Por cierto, para los judíos la gehenna es lugar de destrucción total al que solo van los malos. No es lo mismo que el seol, que es el lugar al que van los muertos, buenos y malos, en espera del juicio de Dios.
Pues bien, resulta que hace años y años y años que los neocatecumenales marean la perdiz de la gran domus que quieren levantar a las afueras de Jerusalén, al sur, fuera de las murallas… Sí, allá por la zona que en tiempos de Jesús se llamaba gehenna.
Me creo lo de la domus Jerusalén casi tanto como la kikotización de China, pero no deja de tener su punto de humor que ellos mismos quieran tirarse de cabeza en la gehenna.