1ª parte del artículo que Alfonso Vicente Carrascosa Santiago, de la 2ª comunidad de Nuestra Señora del Tránsito, ha escrito acerca de la llegada del Camino Neocatecumenal a Roma para acabar proyectándose sobre lo que quiera que acontezca en adelante (las correcciones ortográficas y gramaticales han sido por parte de CruxSancta, que debe ser que el autor no cuenta con corrector de estilo).
En 2018 se celebra el 50 aniversario del comienzo del Camino Neocatecumenal en Roma, realidad eclesial que echó a andar en las barracas de Palomeras Altas de Madrid en 1964, hace ahora 54 años. Gracias a la información publicada, en la que se hace mención a dicho acontecimiento, fundamentalmente “Kiko Argüello: Camino Neocatecumenal 40 años de fe” de Virginia Drake, y “Neocatechumenale Iter Statuta” (2002)[Nota: el estatuto usado como fuente es una versión que el Vaticano rechazó y nunca entró en vigor. ¡Menudas fuentes se buscan algunos!],y a multitud de detalles adicionales disponibles en internet [Fuente de información muy criticada por los kikos culturetas cuando las usan otros], se pueden reconstruir más o menos los hechos históricos que se sucedieron, algo que, como el propio nacimiento del Camino Neocatecumenal en Madrid, ocurrió sin planificación previa alguna.
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Don Dino en Madagascar en 1970 |
Asomándonos a sus orígenes, todos podemos unirnos a esta efeméride, que coincide además –y tal vez no por casualidad- con los 50 años de la publicación de la “Humanae Vitae”.
El instrumento providencial del que el Señor se valió para que el Camino Neocatecumenal llegase a Roma fue Monseñor Dino Torreggiani, fundador del Instituto de los Siervos de la Iglesia, congregación de sacerdotes que está en algunas parroquias de Roma e Italia [Pudo haber sido de Roma y Florencia, por ejemplo, pero no, Roma e Italia. ¡Ahí queda eso!] dedicados a la pastoral de los marginados, gitanos y emigrantes, y de la gente ambulante, como hippies, o personas relacionadas con el mundo del circo, etc. Mons. Dino Torreggiani conoció a Kiko y a Carmen en Ávila, asistiendo a unas catequesis que impartieron en la parroquia de Santiago, ubicada en la plaza del mismo nombre, siendo entonces párroco D. Francisco López Fernández, durante los años 66-67.
Santiago Apostol, Ávila |
Mons. Dino Torreggiani vio en la experiencia de Kiko y Carmen una respuesta a la necesidad de evangelización de los más alejados, e invitó a Kiko y Carmen a ir a Roma, algo que hicieron acompañados por un sacerdote de Sevilla. La predicación, el kerigma, los cantos, la guitarra, las propias pintas de Kiko, todo le encajó. Kiko le advirtió de que iba a Roma a abrir una iniciación cristiana y que no sabía hablar italiano, a lo que don Dino respondió que él le haría de intérprete.
Antes de partir fueron con él a visitar al arzobispo de Madrid, monseñor Casimiro Morcillo, que ya conocía lo iniciado en las barracas de Palomeras Altas y lo había apoyado, incluso admitiendo ad experimentum la celebración de la Eucaristía bajo las dos especies [¡Cuánto desvarío! La Iglesia contempla la comunión bajo las dos especies desde sus inicios]. Morcillo les dio una carta de recomendación para el vicario del Papa en Roma, el cardenal Angelo Dell’Acqua, y otra para el Cardenal de Florencia [es de suponer que se refiera al arzobispo de Florencia, que no tiene por qué ser cardenal], Cardenal Florite, que era amigo de don Casimiro, porque de los cuatro secretarios generales del Concilio Vaticano II, uno de los secretarios era Don Casimiro Morcillo y otro era el Cardenal Florit, que entonces era Arzobispo de Florencia [El CVII tuvo un único secretario general, el padre Felini, el cardenal Morcillo fue subsecretario, junto con otros cuatro, entre ellos el obispo Florit]. Con estas dos cartas partieron con Don Dino a Roma en julio del año 1968.
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El Concilio Vaticano II y el Catecismo de san Juan Pablo II [El catecismo no es ni de Pablo, ni de Pedro ni de Apolo, es de la Iglesia] han expresado bien a las claras la importancia de la revitalización del catecumenado de adultos, que conduce precisamente a formar comunidades cristianas. Estas palabras de la Virgen son, además, una novedad en cuanto a las dichas por la propia Virgen en sus apariciones de Fátima o Lourdes, dado que señalan el camino futuro a seguir [Será por ser a futuro por lo que 58 años después no ha salido del CNC una comunidad que viva en humildad, sencillez y alabanza], el de continuar la evangelización con la ayuda del catecumenado, que es un eco de la auténtica devoción, la que la Virgen María tiene por todos nosotros [¡¡¡¿¿Qué María tiene devoción por quienes todos??!!!].