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Control mental. ¿Algo que ver con el Camino Neocatecumenal? (XIII)

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Los grupos que califico cómo sectas destructivas tienen unas características muy específicas que socavan el libre albedrío y la libertad del individuo. Las tres áreas básicas son liderazgo, doctrina y afiliación. Al examinar estas tres áreas, usted podrá determinar si determinado grupo puede llegar a ser una secta destructiva.

Se cree un profeta
Liderazgo

A mí me parece obvio que algunos líderes de sectas tienen complejo de inferioridad y una personalidad un tanto antisocial. A pesar de que muchos líderes desean y necesitan la opulencia material, lo que buscan es atención y poder. De hecho, el poder acaba por convertirse en una adicción. Con el tiempo, los líderes de sectas desarrollan la necesidad de tener más y más poder. Lo que hace muy peligrosos a estos individuos es su inestabilidad psicológica, y el hecho de que llegan a creer en su propaganda: creen realmente que son «Dios», el «Mesías» o un profeta iluminado.

Al observar la biografía de un líder y su estilo de vida, usted puede sacar algunas conclusiones acerca del grado de confianza que le puede otorgar. Por ejemplo, si una persona está pronunciando un discurso sobre cómo tener una buena relación matrimonial, el hecho de que sea solterón y sin hijos es significativo.

Se tiene por guía de todos
Otro aspecto importante del liderazgo se refiere al flujo de poder dentro de la organización. ¿Cuenta la organización con una estructura dotada de un verdadero equilibrio de poder? Muchas sectas destructivas tienen una junta directiva, pero lo habitual es que sus integrantes sólo sean marionetas del líder. Su estructura auténtica es una pirámide con el líder de la secta como cabeza omnipotente. Por debajo de él (o ella) hay un grupo de lugartenientes, totalmente serviles. Después encontramos a los sublíderes. Esta estructura operativa no permite ningún tipo de controles o inspecciones. El líder detenta el poder absoluto. Lord Acton tenía toda la razón cuando escribió: «El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente».

Si un líder tiene unos antecedentes personales dudosos y estructura su organización de tal forma que todo el poder se centralice y esté controlado por él, el grupo posee las características de una secta destructiva.

Muchas sectas destructivas bíblicas tienen líderes que ponen como autoridad máxima a Dios y la Biblia; sin embargo, su interpretación de la Biblia y de la voluntad de Dios es utilizada para manipular y controlar a las personas.

No se ve la espalda
Doctrina
La doctrina del grupo, ¿proclama públicamente ser una cosa cuando en realidad es otra? Me refiero al factor estructural de la existencia de una doctrina interior y otra exterior. Las sectas destructivas cambian la «verdad» para adecuarla a las necesidades de la situación, porque creen que el fin justifica los medios.

Ayudar a la «salvación» de alguien es una racionalización utilizada para justificar el engaño y la manipulación.

Afiliación
La afiliación es el más importante criterio para la evaluación de las sectas. La he dividido en tres componentes: reclutamiento, mantenimiento del grupo y libertad para marcharse.

El impacto de la afiliación al grupo sobre el individuo, su identidad, sus relaciones, y la modificación de sus objetivos e intereses es algo fundamental.

Le va mirar desde arriba
La característica básica del reclutamiento en la mayoría de las sectas es el engaño. Actúan con la presunción de que la gente es demasiado «ignorante» o muy poco «espiritual» para saber qué les conviene. En consecuencia, se atribuyen la prerrogativa de tomar las decisiones por las personas que reclutan. Cuando las facultades críticas del individuo están intactas y a pleno rendimiento, la información que le proporciona la secta destructiva es muy escasa. Sólo cuando tales facultades se hallan disminuidas y no funcionan correctamente, la secta le brindará más información. El engaño incluye las mentiras más descaradas y el ocultar o distorsionar  información importante.

Cuando el posible converso es invitado a una reunión o un seminario de la secta, le someten a una gran presión, tanto abierta como disimulada, para que se comprometa lo antes posible. Las sectas destructivas, como los buenos estafadores, entran a matar en cuanto han calibrado a la víctima. No les conviene permitir una reflexión tranquila.

Se sabe de personas que tras ingresar en una secta han abandonado los estudios o el trabajo, hecho donación de sus ahorros y propiedades, y se han trasladado a cientos o miles de kilómetros de su casa.

Le encanta impartir su benkikión
El mantenimiento de la afiliación se consigue mediante las actividades de la secta deliberadamente organizadas para socavar las relaciones del nuevo miembro con sus familiares y amigos. Una manera de lograr este objetivo es encomendar al nuevo miembro que reclute a todos sus conocidos. Mientras los familiares y amigos sean «carne cruda», como los denominan en la Iglesia de la Cienciología, los reclutas tienen permiso para estar y trabajar con ellos. Pero tan pronto como manifiestan que jamás se unirán al grupo, los líderes ordenan al nuevo miembro que deje de malgastar su tiempo con los no creyentes. En última instancia, si la familia del nuevo adepto se muestra demasiado crítica con la secta, le dirán a éste que corte todos los contactos. Las sectas destructivas no pueden tolerar ningún tipo de oposición. O bien la gente está de acuerdo con  el grupo (y se les ve como posibles conversos), o son el enemigo.

Las sectas destructivas se caracterizan por hacer muy poco para mantener la buena salud de sus miembros. Las enfermedades psicosomáticas abundan entre los adeptos.

El que toma las decisiones
En las sectas destructivas se dedica muchísimo tiempo a las actividades de grupo, y se permite sólo un mínimo para dedicarlo a uno mismo, a los amigos o a la familia. No hay casi tiempo disponible para leer nada que no sea “literatura de la secta” o para aprender cualquier cosa aparte de las prácticas del grupo.

Uno de los síntomas más evidentes de que una persona está en un grupo de control mental es la falta de capacidad para tomar decisiones independientes. A pesar de que los adeptos intentan convencer a los extraños de que son autónomos, en cuanto se rasca un poco la superficie resulta obvio que no pueden tomar decisiones importantes sin primero pedir permiso a sus superiores.

Es casi imposible de imaginar que una persona deba tener permiso de un superior para ir a visitar a un pariente enfermo. Sin embargo, un miembro de uno de estos grupos que simplemente vaya y haga lo que considera necesario es tildado de «egoísta», «engañado», «rebelde» y enemigo. Algunos grupos llegan al extremo de controlar todas las relaciones sociales, y dicen a sus miembros con quién pueden o no tener una cita, e incluso con quién pueden o no casarse. Las sectas más extremistas regulan hasta la actividad sexual.

El último criterio para juzgar a un grupo es la libertad de marcharse de los adeptos. En otras palabras, los miembros de las sectas destructivas son prisioneros psicológicos. Como ya he mencionado antes, las sectas destructivas implantan fobias en las mentes de sus seguidores para fomentar el temor a abandonar el grupo. En realidad, a los ojos de estas sectas, no existe una razón «legítima» para que una persona abandone el grupo.

Algunos de los grupos más violentos no vacilan en perseguir y tratar de silenciar a sus antiguos adeptos a través de la violencia encubierta, el acoso legal, la intimidación emocional y el chantaje.

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