Catequesis sobre el Evangelio (Kiko)
No tengáis miedo que seré breve, ¿eh ? Ánimo, hermanos. Esta palabra se cumple esta noche para nosotros, para todos: para mí y para vosotros. Esta palabra del ciego de nacimiento que habéis escuchado algunos, porque no todos habéis recibido todas las catequesis, la primera catequesis de todas.
Ya sabes: si te has perdido la primera kikotesis, entonces, aunque tú pienses otra cosa, no has recibido esta kikolabra, porque según su humildad solo los kikotizados la reciben.
En la primera catequesis, cuando se presentan los catequistas, hablamos de dos ciegos: decimos que el Camino Neocatecumenal tiene la imagen de dos ciegos. Uno es el ciego de Jericó, que está sentado en la calle y grita cuando pasa Jesús, grita, grita porque cree que quien pasa es el que Dios ha enviado para devolver la vista a los ciegos; y Cristo, escuchando, en un momento determinado, Cristo pasa y siente que grita con fe y la fe siempre hace que Cristo se detenga. Se detiene y dice: "Traedlo aquí: ¿qué quieres que haga por ti?", etc., ¿no? Y él dice: "¡Señor, que vea!". "Tu fe te ha salvado". Bien.
Pero nosotros decimos que tal vez este ciego... Hay tanta gente que ha entendido -después de todo, su matrimonio es así, en el trabajo va como va, la educación de los niños está como está, etc.- han entendido que la vida no puede ser esta mediocridad, esta cosa; el hombre no existe para esto, debe haber algo más; es decir, ha comenzado a comprender que no es feliz, que no… que envejece, que debe haber una solución; y tal vez vino a la catequesis porque espera, cree que aquí, en estas catequesis, Cristo va a pasar. Y está dispuesto a que, si el Señor verdaderamente pasa, a no perder el turno, a montar en este tren, porque ha comprendido muchas cosas, ha comprendido que está ciego, está cansado de llevar la mano extendida, pidiendo siempre afecto, ¡amor! Siempre pidiendo que lo estimen, que lo amen: ¡y si lo aprecian, tendrán que respetarlo! a quien se ama, se obedece; a quien se ama, se respeta; a quien se ama... ¡Siempre, siempre pidiendo amor!
Como me recuerda a Kiko, siempre exigiendo dinero y obediencia a sus súbditos, siempre pidiendo que le muestren amor.

Y como prueba fehaciente de que tanta kikotesis no sirve de nada, lo repite porque siguen “exacticamente” en el mismo punto, sin haber avanzado ni un pasito.
Perohemos dicho que también hay otro tipo de hombre que viene a la catequesis: el que ha venido, tal vez, por curiosidad y no espera nada. Hay otro ciego en el Evangelio, uno que no pide nada, se ha acostumbrado a vivir así, se ha acostumbrado a ser ciego, se ha acostumbrado a pedir limosna, se ha habituado a su vida gris o no gris, a su coche, a su trabajo, a la televisión, para tener los menos problemas posibles; y en el fondo, tal vez no se dio cuenta, ¡es un ciego! Y como todos los ciegos, tiene que pedir limosna; ¡Como todos los ciegos no ve el amor por ninguna parte! ¿Por qué estamos ciegos? ¿Qué es lo que no vemos? Mira la mano ¿Lo único que ve el ciego qué es? Dinero, dinero: porque consideramos que el amor es el dinero. Pide dinero, como todos nosotros.
Kiko es un experto en eso de pedir dinero a cambio de nada. Vive de eso.
Y el amor para nosotros, ¿qué significa? Si te quieren, significa dinero: ¡trabaja, trabaja! El dinero es el símbolo del afecto, lo dice la psicología; Incluso la gente que no cree en Jesucristo lo dice: el dinero es el símbolo del afecto. De acuerdo. ¡Ánimo, hermanos!

Entonces, lo primero que los discípulos le dicen a Jesús, ¿qué es? Ellos ven allí a un hombre que es ciego, ha perdido los ojos o lo que sea, el ciego de nacimiento está gritando como un pobre mendicante, y lo primero que preguntan es: ¿por qué está ciego? ¿Por qué hay ciegos? ¿Por qué yo tengo vista y otro, pobrecillo, no ve nada? ¿Es un pecador? Las enfermedades de la tierra, el cáncer, la ceguera, la joroba, que uno pierda una pierna, ¿son castigos que Dios da? ¿Son castigos estas cosas que Dios hace a las personas? ¿Dios castiga a los hombres?
Es una obsesión kikista que todo mal procede de Dios, no del maligno, sino de Dios. Así de perverso es el diosito neokiko.
Y Jesús dirá que no: no es ciego por un castigo que Dios le ha dado, porque ha pecado mucho, porque... Es un ciego que ya nació así, por lo tanto, habiendo nacido de esta manera, ¿qué pecado podría haber hecho un niño que nace ciego? ¡Ya nació así! Y da esta respuesta: "Esto es así para que se manifieste en él la obra de Dios". ¿Cuál es la obra de Dios? Primera pregunta que me gustaría haceros a todos vosotros: ¿cuál es la obra de Dios que se va a manifestar? Esta es una pregunta que todos deberéis saber cómo responder, ¡porque vosotros debéis trabajar en la obra de Dios! Todos debemos trabajar en la obra de Dios. Esto es lo que dice Cristo: "Debemos hacer las obras de Aquel que me ha enviado": debemos trabajar como obreros: sois enviados, llamados por Dios al Camino Neocatecumenal para ayudar a Cristo a hacer una jornada de trabajo.
En Evangelio solo habla de un enviado: Jesucristo. Por tanto, Kiko falsea –una vez más- la palabra de Dios cuando pretende que los consumidores de kikotina son enviados y llamados a nada sino a deskikotizarse.

En minúsculas ese “yo” que está con ellos y que se arroga en falso la pretensión de ser luz. Bien no, muy mal y muy falso, muy hijo de la mentira.