Hermanos, Cristo ahora me está escuchando, ahora os está viendo a todos, este Cristo que se apareció físicamente.
Las palabras no son casuales. El falso profeta pretende que Dios ver, lo que se dice ver, los ve a todos, pero escuchar... es otra historia.
Cristo ha resucitado. Entró en el cielo con nuestra naturaleza, con nuestras células con nuestra carne. Ya no tiene nada que ver con el pecado, ha vencido a la muerte para siempre. ¡Es el primogénito de una nueva creación! ¿Y por qué ha pasado esta Pascua? Porque vino a la tierra para tomar la naturaleza humana y pasarla a la liberación, de modo que ahora Dios, Dios, pudiera morar en la naturaleza del hombre. Entonces, quien crea esta mañana en esta predicación, Cristo intercede ante el Padre, él como sacerdote, como cordero expiatorio, presenta ante el Padre sus gloriosas heridas -ahora ya no sangran son gloriosa- las presenta al Padre, símbolo de su pasión, por tus pecados, que tú reconoces que has pecado, que eres un traidor, que eres un lujurioso, eres un adúltero, ¿lo reconoces? que has matado al amor, que a través del adulterio has matado al amor, a través del robo has matado al amor, a través de mentiras has matado al amor, a través de la murmuración has matado al amor, a través de tantos pecados que has cometido mataste al amor: que es verdad que tú has matado.

Cristo, el amor, la vida en los demás y dentro de ti mismo. Basta reconocer esto, y apelar al nombre de Cristo: "Cristo, defiéndeme tú, ayúdame tú", Cristo presenta su cruz ante Dios, su muerte por tus pecados, su resurrección para que tus pecados sean perdonados, la resurrección viene a ti, la resurrección de Cristo te pertenece. Entonces Dios te envía algo, ¿el qué?: El Espíritu Santo, un espíritu nuevo.
En la muerte y resurrección de Cristo, se dona a los hombres la posibilidad de una vida nueva, de no pecar más, es decir, de amar, de cambiar. "Tomaré tu corazón de piedra y te daré un corazón de carne": Ahora, esta mañana, el Señor te da un corazón nuevo, el Espíritu Santo. Hermanos, el Espíritu Santo os es dado a vosotros, el Señor envía desde el cielo para nosotros, a través de su Iglesia, a través de un sacramento, si os confesáis... debeis ver, ya se está entregando a vosotros, si alguno cree esta mañana que se está dando, pero debe realizarse a través de signos externos: porque tenemos un cuerpo, y estos signos externos son: primero, la conversión, no en nuestras fuerzas: "Te lo prometo, Señor, te prometo que no pecaré más". ¿Cómo? ¿Tú? ¿Tú eres fuerte? Entonces mañana, en cuanto salgas de aquí, te sucede alguna cosa... ¿Qué haces con tu fuerza? Debes nacer de nuevo, tener un nuevo espíritu, en Cristo, "Cristo, quiero construir mi vida entera contigo, tú me das la posibilidad, la vida eterna, tú habitando dentro de mí, tú viviendo dentro de mí para siempre".
Los "tú" en minúscula es como están en el original. Pero lo mejor estápor venir, porque la conclusión es que todos deben bedecer al charlatán.
Yo te quitaré ese corazón de piedra, incapaz de cumplir mis mandamientos, y te pondré un corazón de carne, yo te daré mi espíritu dentro de ti y entonces podrás obedecerme.

Una verdad se le ha escapado: toda su vida ha sido un neurótico, a los 20, a los 40 y también a los 80. Y se deprime cuando no se sale con la suya, como un crío chico.
Estoy sorprendido porque verdaderamente algo le sucedió a mi vida, Cristo está realmente allí, es decir, él me sostiene, mi espíritu no se hunde, no me canso; y pese a las perturbaciones puedo vivir mi celibato -eso es, no fornico- por la misericordia del Señor, y con una brisa suave el Señor me... Y no solo a mí porque soy un ser excepcional, porque la justificación viene por la fe, sino a cada hombre que cree en Jesús, que apoya su vida en el nombre de Jesús: vimos un lisiado a quien San Pedro dijo: "En el nombre de Jesús te digo: 'Levántate y camina', para que veáis que Cristo está vivo." Yo llamo a Cristo, "Cristo, muestra que estás vivo, libera a este desgraciado, muéstrales a todos que estás vivo ahora en el cielo", y él lo libera.
Si fuera cierto, no quedaba nadie en el CNC, todos habrían sido liberados de la idolatría.
Entonces ¿sabréis delante de todos vosotros que Cristo está vivo, que os libera de la impotencia que tenéis, de la parálisis, de la impotencia que tenéis para amar? Que se demuestre quien ha creído en Cristo. Porque yo soy testigo, y conmigo los santos de la Iglesia, y conmigo muchos millones de hombres, que Cristo está vivo y que Dios lo ha constituido Kyrios, tiene más poder que la neurosis, tiene más poder que el pecado, tiene más poder que muerte. Y le ha sido dado todo el poder en el cielo y en la tierra, y quien pone su confianza en él no será confundido, sino que vence a sus enemigos. Uno pregunta: "Kiko, ¿y por qué no venzo nunca? ¡Nunca! Sigo siendo esclavo del pecado y estoy en la comunidad".
Eso que pasa para que reconozcas en tu corazón que los ídolos no existen y por tanto, no salvan ni sanan nada, hermano.

No sé si los que no conocen la religión se lo pasan bien, pero ¡qué mal se lo pasan los kikos! Y encima para nada, porque tantos años después siguen en sus puños, sin que salga de ellos sin esfuerzo nada bueno.
Entonces, es la una menos cinco. Lo siento, tal vez ha sido un poco largo, pero no es una cuestión de extenderse o no extenderse.

Van de kulo los que se crean que su predicación es mágika y limpia el pekado.
Bien, entonces os invito a que vayáis a vuestra habitación, a la una y media volvemos aquí, comeremos a las dos y media. Ahora mientras andáis podéis descansar un poco.
Yo os digo: entrad en la habitación -es muy importante obedecer esta mañana-, cierra la puerta, arrodíllate, levanta las manos y dile al Señor: "Señor Jesús, te lo ruego..." Porque lo importante no es, hermanos, que dejes tus pecados o no: lo importante es que tengamos dentro la fe.
Ahí se le ha escapado. Lo importante es la kikotización mental -confundida interesadamente con fe-. La verdadera conversión que delataría el dejar los pecados, no les interesa.
¿Qué es la fe? Que el Espíritu de Cristo testifica, toca tu espíritu y te dice que Dios te ama. Quien cree que Dios lo ama, no porque te lo hayan dicho, sino porque el Espíritu de Cristo testifica a tu espíritu de que eres hijo de Dios, ¡su vida se transforma, se transforma, verdaderamente! ¡Poco a poco su vida se transforma, y donde antes no tenía fuerzas, para soportar a su suegra, para aceptar tener un hijo más... ¿Qué crees, que la gente es capaz de tener el séptimo hijo, como los hermanos de las comunidades, porque lo digo yo? ¡Pero dime! ¿Dónde estamos?, y los hermanos tienen el sexto y el séptimo hijo y están contentos. Los itinerantes, son una pareja itinerante y han dicho que el quinto hijo lo han buscado juntos: ¡una maravilla! ¡Cosas de este tipo, pero cosas enormes! Y otras cosas más grandes aún. Pero no para... porque realmente Cristo te garantiza que Dios te ama y te quita la muerte del corazón, luego la avaricia, la esclavitud al dinero ya está atenuada, está atenuada, ya es diferente; la esclavitud al sexo ya no tiene tanto poder, porque el sexo es una forma de conquistar amor, el dinero es una seguridad contra la muerte, la violencia es una forma de que otros hagan tu voluntad. Fíjate entonces como si Cristo te quita el pecado y te quita la muerte, nuestra vida comenzará a cambiar. Pero para esto debemos prepararnos, prepararnos; así que vayamos a nuestra habitación, pongámonos de rodillas e invoquemos el nombre de Jesús: “Señor Jesús, ten piedad de mí, que soy un pecador". Pensad en vuestros pecados, haced examen de conciencia.