Cuando Carmen habla de política siempre aparece el dinero, con el que parece obsesionada, como fin primero y último.
«En unos ejercicios espirituales de San Ignacio, con un jesuita maravilloso y muy inteligente que se llama Padre Alfara, me acuerdo de escucharle a él, en aquellos tiempos todo era muy distinto a ahora. Decía: Rusia y América acabarán uniéndose. ¿Sabéis por qué? Porque se parecen como un huevo a otro huevo, porque son dos materialismos completamente iguales y esa es la verdad. Y ese es el problema ¿Quién es el dios de la historia? ¿El dólar y el dinero, príncipe de este mundo o Dios?» (Mamotreto de dichos de Carmen., p. 153).
«No se puede servir a Dios y a Mammona, que es el problema de nuestra sociedad de hoy, que está toda apuntalada sobre el dinero. Han quitado a Dios y han puesto el dinero y como está todo basado sobre el dinero, pues no hay Estado, ni ministro, ni gobierno que no esté implicado en la droga y en la venta de armas. Que cada vez se están destapando más papeles, que aquí como el único dios es el dinero, así hemos construido nuestra propia destrucción con armas y más armas, y están implicados desde el primero hasta el último de todos los gobiernos, con los bancos y con todo este follón» (Ibid., p. 181).
Como buena hija de su padre, el caso es acusar indiscriminadamente.
«Nuestras democracias y no democracias han hecho dios del universo el dinero, que es la raíz de todos los males. Y que en esta libertad que Dios ha dado al hombre, Dios trata de colocarse el [sic] cómo [sic] futuro y proyecto de la humanidad, y que realizará su proyecto no obstante la libertad que ha dado al hombre. A mí lo que me impresiona de todo este tejido de las naciones es el odio ancestral que nace en el corazón, no solamente de la persona sino del pueblo. Si empezáis a ver qué pasa en el Líbano, etc. Cada vez se entiende menos, los odios políticos de los partidos, este odio terrible que su raíz esta siempre en el dinero. Y que por más que piensan que dominando el estado, el dinero y repartiéndolo bien se arregla todo, tenemos a los terroristas por todas partes, los robos impresionantes de todo. Como al querer sustituir a Dios por una ética, porque dicen que el mal no está dentro del hombre, sino que va a ser todo tan bien programado, pues vemos el alimento que el comunismo quería repartir bien, o un estado ideal con una ética de honradez y no sé cuántos» (Ibid., p. 230).
«Os invito a estudiar cual es el primer país de Europa en el que desciende la natalidad. La primera nación en que desciende la natalidad es Francia. Y aquí no han salido mucho los problemas económicos. Y por algo dice el Evangelio “no se puede servir a Dios y al dinero”. Y el que es el príncipe del mundo es el dinero. El problema por el que ha atacado siempre es a través del dinero…» (Ibid., p. 301).
Notición. El demonio ha sido depuesto, el título de príncipe de este mundo pasa a ostentarlo el dinero por designación carmelitana.
«Qué es hacia dónde va nuestra humanidad: el bienestar, la seguridad de este mundo y lo que propone, el euro, y el dólar» (Ibid., p. 513).
«He visto como toda nuestra ideología de hoy está basada en la economía y en el dinero, que no es una cosa nueva porque esto ya pasó con el becerro de oro y pasó ya desde el principio con Caín y Abel, y es el problema de siempre que de fondo está el dinero» (Ibid., p. 517).
¡Primicia mundial, más aún, universal, lo de Caín y Abel no fue por envidia, fue una disputa por dinero. Sería a cuenta de la herencia de Adán y Eva, que ya se sabe que todos los religiosos naturales se pelean por las herencias.
«Que, por mucho becerro de oro, mucho euro, y mucho dólar, no sirve. Por más que ha querido Marx hacer aquí un paraíso, y en nombre de ese paraíso comunista se puede matar, hacer campos de concentración y de todo, y por mucho que otros quieran hacer un mito maravilloso de escapar con la droga a los problemas que los atenazan» (Ibid., p. 527).
Está injuriando a Marx, que no tendría ni idea de economía, pero no buscaba un paraíso basado en campos de concentración, precisamente quería sacar a los obreros explotados de campos de trabajo.
«Imaginaros, si en una comunidad no hay quien la resista con cuatro gatos que somos, va a arreglarse toda la Europa con el euro. El euro será el fundamento de todos los desastres, sexuales y no sexuales, porque no se puede servir a Dios y al Mammona, primero el dinero, pero de ahí viene después el sexo y todo lo consiguiente para sacar el dinerín, que es terrible. Y el dólar no es menos ídolo que el euro, América está centrada también en el dólar, tiene una mezcla, como hacía ya Samaría, entre la verdadera religión y una serie de idolatrías en las que en el fondo lo que domina es la idolatría máxima del dinero, del dólar, y caerá. Caerá América y caerá Europa. Luego vendrá la China y luego sabe Dios qué pasará…» (Ibid., p. 558).
Una chorrada. El dinero existe en todas las sociedades humanas, es una herramienta y no tiene poder para hacer pecar a nadie. El mal no viene de fuera, sino que sale del interior del ser humano… Parece que Carmen tendría que releer los Evangelios para aclararse las ideas.
«Comunismo y capitalismo son lo mismo, son materialismos absolutos donde lo importante es el dinero. En Europa, ¿qué es lo importante ahora, que va a dar la unidad maravillosa? El euro. Y en América el dólar, el dólar mezclado con alguna cosa positiva que les queda por ahora, pero siempre el becerro de oro que ya lo ha experimentado Israel» (Ibid., p. 563).
Más memeces. La realidad es que lo fácil era establecer una divisa común y por eso se hizo como primer paso hacia unos estados unidos de Europa que son ciencia ficción.