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IDEOLOGÍA de GÉNERO NEOCATECUMENAL

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El CNC es posiblemente uno de los mayores detractores de la ideología de género que es la teoría que defiende que el género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo, sin que haya fundamento biológico o genético que sustente tales roles.



Dado que en el CNC son expertos en afirmar una cosa y hacer la contraria, no es sorprendente que además de grandes detractores sean también grandes practicantes de las premisas de la ideología de género.



Considero conveniente aclara que no defiendo ni apoyo la ideología de género, puesto que cualquier negación de que las diferencias entre ambos sexos no son solo biológicas sino también mentales, me parece absurdo; entiendo mejor el postulado según el cual los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, tal vez por mi experiencia profesional.



En las reuniones de directivos, es un hecho que mientras se tratan temas de trabajo, los varones se muestran bien predispuestos hacia sus compañeras, sobre todo si estas últimas tienen buena figura y saben arreglarse. Pero cuando llega el momento de relajarse… más antes que después se acaba hablando de tetas y de culos y contando chistes de un verde más que fluorescente. Y no es tan divertido si hay presente mujeres que tuercen el gesto ante el sentido del humor de los varones. Y tampoco te puedes ir con la compañera directiva a cerrar un negocio en el agradable ambiente de un puti-club de strippers y así tantas otras razones por las que ellos prefieren tratar con directivos de su mismo sexo.



No hay roles sociales ni condicionamiento medioambiental en la atracción que sienten ellos por las conversaciones sobre tetas y culos, es connatural a su sexo biológico. Y los neocatecúmenos no son ajenos a tales gustos y aficiones. Sólo son más cautos.



Es relativamente frecuente que las conversaciones de los chavales hijos de, más sinceros y con las hormonas más descontroladas, incluyan profusión de tetas, de culos, de muslos e incluso codos (no nos olvidemos del erotismo de los codos, como decía Paul Newman en una película). Pero pronto aprenden que la comunidad no es lugar para tratar esos temas tan educativos, porque en el CNC la mujer es entendida meramente como un gran útero con piernas, en la que las tetas son contenedores de leche, y el culo es la parte carnosa que recubre la articulación que sostiene el útero sobre las piernas.



Recientemente un comentarista, al que mando un afectuoso saludo, nos ha recordado que para Juan Pablo II, hombres y mujeres eran iguales en dignidad, pero no en derechos civiles. Nunca me sentí amenazada por tal ocurrencia de Juan Pablo II, siempre entendí que él hacía esa diferencia porque negaba a las mujeres un supuesto derecho a ser papisas u obispisas o sacerdotisas (y no sé si también diaconisas).



En el CNC, sin embargo, no es que se le nieguen a las mujeres los mismos derechos civiles que a los hombres, es que se le niegan los mismos derechos humanos que a los varones. En el Camino, una mujer que pretenda que su opinión tenga el mismo peso que la de su marido, será anatemizada; en el Camino, la misión de la mujer no es pensar, ni mandar, ni ser más ocurrente que nadie, sólo ha de ser sumisa.



Sumisa a su marido como al Señor, sumisa a su responsable y sumisa a sus katekistas. La mujer según el CNC ha nacido para servir y si Dios hubiese querido otra cosa, no la habría hecho mujer. Es así de fácil de entender.



Por eso, ella ha de someterse incluso si el marido es un maltratador, porque en el Camino tienen iluminado que el verdadero mal no es que él sea un violento, el mal es que ella sea una mimosa afectiva que por unos moratoncitos de nada pretenda bajarse de la cruz que Dios le regala; el mal es la mujer que no quiere compartir la cruz de Cristo y se resiste a ser vejada y golpeada, con lo cual lo que hace es cargarse la konversión y la salvación de su marido, al que además juzga injustamente, porque el marido es el que Dios ha pensado para ella, y por lo tanto es incuestionable que ella necesita ese marido agresivo para encontrarse con Jesucristo, porque Dios no se equivoca nunca.

 

Además, siempre es conveniente recordar que quien sucumbió a la tentación de la serpiente fue Eva, es decir, que la mujer es responsable y culpable de cualquier cosa que le pase, no el santo marido.



Con ser representativo, no es el anterior el único ejemplo de neo-ideología de género. Otro muy usual es el de la educación diferenciada. Los catecumenales son fans de la educación diferenciada porque, seamos prácticos, eso de que los hijos varones hayan de aprender a hacer tareas de la casa, como limpiar el váter escobilla en mano o hacer la cama o pelar patatas, es un error garrafal que comenten los paganos, tan esclavizados ellos por el maligno. Los hijos varones del CNC no necesitan aprender ninguna de esas -permitidme la expresión-mariconadas, porque se casarán con hijas del CNC, educadas para ser la reina de su casa, es decir, para ser las encargadas de la limpieza del váter, del decoro de la casa, de la tortilla de patatas y mucho más, como pueda ser el estar siempre receptiva y dispuesta a cumplir con su obligación en el tálamo conyugal, las veces que su señor quiera y disponga y en las posiciones y posturas que él quiera y disponga.



Por tanto, sería absurdo educarles igual a ellas que a ellos. Ellas tienen que aprender la sumisión desde su más tierna infancia, mientras que ellos tienen que ser educados para ser la cabeza de un hogar, el jefe, el que toma las decisiones, tanto en su propio nombre como en el de la esposa y los hijos, y el que pone los pies sobre la mesa.



Así es la neo-ideología de género made in CNC.

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