«Bien. Os decía que lo primero que ha hecho la Iglesia es exorcizarte y después te ha dado el Espíritu Santo, ha hecho que recibas la gracia de tu Bautismo a través de algunos gestos como son la imposición de las manos y la cruz gloriosa sobre tu dolor.
![]() |
Te vigilo... |
Sabéis también que en la Iglesia el óleo siempre es símbolo (recordad el primer tema de lenguaje bíblico que habéis hecho), el óleo perfumado es símbolo del Espíritu Santo. Ahora tenemos aquí una parábola de las vírgenes que van y vienen, algunas que tienen aceite y otras que no lo tienen. Luego, otra cosa importante para entender esto es que nosotros, durante el precatecumenado no te hemos dicho que tú debas hacer otra cosa que escuchar la palabra; hacer los temas, nada más. Porque lo que estamos haciendo es gestarte, así que das un paso ahora, otro después, como un niño pequeño que no sabe caminar. Pero no te invitaremos a dar ningún paso sin hacerlo contigo, sin darte la gracia suficiente para que tú puedas hacerlo.»
Nadie puede dar de lo que no tiene, y la Gracia sólo pertenece a Dios, pero algunos no tienen reparo en pretender apropiarse de lo que es de Dios.
«No sea que tú pienses que el paso lo puedes hacer sin la gracia y sin la potencia del Espíritu Santo y entonces te ensoberbezcas y te creas mejor que los demás y entonces el Evangelio sería para ti un fariseísmo más, una ruina aún mayor. Que es lo que los fariseos han hecho con la Ley, degenerándola hasta el colmo.
Bien. Ahora tú que te escandalizaste porque tú eres un hombre de acción y aquí no se hace nada: y nadie se preocupa por la parroquia, y no se visita a los enfermos, y no se hace otra cosa que escuchar la Palabra, en un angelismo absurdo, que tal vez sea lo que te ha escandalizado y por eso estás buscando cosas que hacer en otros lugares; bien, hemos comenzado a decirte que ahora debes hacer un poco y te hemos dado la gracia para hacerlo: vende tus bienes».
Traducido quiere decir: Y como no nos obedezcas sin chistar, te vas a enterar...

Por esto, para comenzar, para poner los cimientos antes de construir la torre, es necesario que te pruebes a ti mismo con el dinero.
Porque en este contexto comprenderéis que la parábola de los talentos está muy bien. Se os preguntará qué habéis hecho, que habéis hecho con los talentos, con este Espíritu Santo que se os dio para hacer esto. Nadie, por ahora os dirá nada si todavía odiáis, si tenéis gestos de ira, que demuestran con certeza que el Espíritu del Señor, que es de mansedumbre y de amor, no está, para nada, en vosotros».
Pues si el Espíritu del Señor no está para nada en ellos, es que no se les dio y si no se les dio ¿a cuento de qué exigirles que vendan nada, si también dice que necesitan el Espíritu de Dios para poder desprenderse?
«Pero por ahora no entramos más en esto: sólo para ayudaros a echar los cimientos, os hemos hablado del dinero. Y en esta convivencia no hablaremos mucho más y os diremos, más concretamente como debéis hacer: de modo que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda, dado que si alguien lo sabe, este tesoro en el cielo se consume. Porque el Señor te está diciendo, como ya te hemos dicho antes, “donde esté tu tesoro, allí está tu corazón”. Tal vez tú dices: “¡Ah, pero yo no tengo apego al dinero!” Fíjate, es que tú estás tan alienado que no tienes ni idea, que no te conoces. Dime donde tienes el dinero y cuanto tienes y te diré donde está tu corazón. El Señor, porque no crees lo que te decimos, Él dice: “bien, ya que no estás apegado al dinero… entonces comienza por darlo a los pobres de modo que nadie se entere y tendrás un tesoro en el cielo”.»
Que nadie se moleste en buscar la cita, es falsa. Es una costumbre de la gente sensible la de inventarse citas, una costumbre que se llama MENTIR.
«No nos lo dice por Él, porque Él nos conoce hasta el fondo, Él conoce nuestro interior, pero nos lo dice para nosotros, que no nos conocemos, que estamos alienados con nuestra propia realidad, y por esto debemos poner los cimientos, algo que nos ayude en la prueba y en la dificultad que encontraremos en el catecumenado. Porque las habrá ¡y muy gordas! Pruebas con la familia, que se va a poner contra nosotros, pruebas con la gente de fuera de este camino, que lo atacarán, etc., pruebas de todo tipo. Y por esto necesitamos, para entenderlo, tener unos cimientos que nos ayuden.
Como me decía Carmen, y tenía mucha razón, que en un momento determinado, cuando iba a partir de misionera tenía que dejarlo todo, también la familia, su padre enfadadísimo la estuvo persiguiendo por dos años, porque el esquema que él tenía se destruía, porque a Carmen la había hecho estudiar química por los negocios que tenía, etc. Es decir, familia, dinero, etc. Después de nuevo uno se apega al dinero, pero este cimiento, el saber que un día Dios fue potente y que lo hiciste sin esfuerzo, nos sirve. ¿Entendéis esto o no?
Es decir, calcular ahora si podemos construir esta torre está dentro de este importante contexto. La parábola de los talentos la hemos aplicado alegóricamente a la inteligencia, a la salud… que debemos usarlos bien. Es cierto, Pero esto nos lo dirá mejor la parábola de los bienes que Dios nos ha dado y que debemos administrar. Aquí los talentos se refieren mucho más al Espíritu Santo y te está diciendo lo que debes hacer y después vendrá el patrón (siempre hay una larga espera, se te dará un tiempo para hacerlo) y se te pedirán cuentas. ¿Qué has hecho concretamente? Te habíamos dicho “haz esto”. Entonces, ¡hazlo! Y después lo estupendo es que tú digas “mira, me diste 5 talentos, aquí tienes 10”. ¿Qué significa que haya 10? Mira antes te conocía de oídas, y ahora te han visto mis ojos. Yo estaba aquí no sé si porque tú hablabas bien, no sé. Pero ahora si que sé que aquí está Dios: Porque yo te aseguro que yo siempre he sido un hombre “apegado” y ahora he visto realmente, he experimentado la potencia de Dios.
Me acuerdo de una joven de una comunidad que cuando hablamos durante el primer escrutinio de bienes, ella (que era una chica terrible y que pasaba de los 30 años y no estaba casada y había puesto toda su libido en comprarse un apartamento en Madrid, pensando que después sería más fácil casarse) tenía un apartamento estupendo que lo había pagado poco a poco con su trabajo. Y cuando dijimos de vender los bienes, vio muy claro como había puesto todo su tesoro en aquel apartamento y cuando salió de allí, lo vendió. Después, por una serie de circunstancias, tuve que ir a hablar con ella y me contó su experiencia, y es exactamente la parábola de los talentos. Que lo que ella no se podía ni imaginar era el encuentro tan impresionante que iba a tener con un hombre que se llama Jesús de Nazareth, a través de este acontecimiento. ¡Esto es fenomenal!
Ahora tiene una experiencia que nadie le puede quitar. Una experiencia del hecho que realmente ahora para ella Jesucristo es el centro de su existencia y tiene una potencia y una fuerza… porque ha cambiado toda su libido, la energía sexual que tenía para actuar, la ha transformado y la ha puesto en Jesucristo.
![]() |
Aquí unos afectivos... |
¡Está clarísimo! Ahora tiene un tesoro en el cielo y donde está su tesoro allí está su corazón; lo ha puesto en Jesucristo. ¡Y la veis 50.000 veces más feliz que al principio! ¡500 millones de veces más feliz! El mañana, el trabajo… el corazón le canta, no sabe por qué. Y uno comienza a ver a la gente más bella y más amable. Y las amarguras que tenemos desaparecen.»
Entonces va a ser que la amargura que tiene Kiko, el ver muertos y suicidas (rubias mayormente) por todas partes, le viene de no haberse probado con los bienes y no conocer a Jesucristo.
«Bien, hermanos, perdonadme. Si digo esto es para que podamos entenderlo mejor. Ahora espero que podamos entender esta escritura, después diré una palabra sobre la oración y tendremos un tiempo de oración. Escuchad esta palabra, porque realmente el Señor nos está llamando ahora a conversión y es una gran gracia que estemos aquí escuchando esto y no estemos en cualquier otro lugar.»
1ª Lectura: Mt 2,5, 1-13
kikusklan: Personas que visten de blanko al kulminar el kamino y que no tienen empacho en denigrar, gritar, eskrutar, escupir, expulsar y/o despreciar a aquellos amadísimos hermanos que no quieren el Camino. Predican la supremacía del neosendero y el anicatolicismo, el racismo, el anicomunismo y la xenofobia. En ocasiones, estos seres recurren a actos intimidatorios ante la komunidad para oprimir a sus víctimas.