A mediados del mes de julio hubo unos pocos días con descuentos en libros. Así que se me ocurrió comprobar si los descuentos alcanzaban a los libros de categoría superior y, por extender la búsqueda, decidí mirar más allá de las fronteras patrias. En concreto, busqué en Italia, donde la propaganda neo quiere hacer pensar que allí son muchos y muy influyentes.
Descubrí que sí, que había descuento, pero también descubrí unos precios tanto o más estratosféricos que en España.
Sin embargo, dado que ya no me han sorprendido los precios inflados -los pobrecitos neocatecumenales están muy necesitados-, en esta ocasión me he fijado en la “descripción” que acompaña a cada libro.
Muy imaginativa la “descripción” del libro, por eso pongo la palabra entre comillas.
Y a continuación, justifico con hechos concretos lo que tiene de imaginativa. No me voy a tomar la molestia de traducir literalmente, palabra a palabra, la supuesta descripción del libro, sino solo las partes más imaginativas.
La primera está al principio:
«Los Diarios de Carmen Hernández … informan episodios, personas, pero sobre todo manifiestan su relación personal en diálogo con Jesucristo. Cincuenta años sin un momento de descanso: viajes, escrutinios, visitas a tantas comunidades en Madrid, Zamora, Barcelona, París, Roma, Florencia, Ivrea... Escuchar y escuchar a cada hermano sobre su vida, sus sufrimientos y su historia».
Un poquito de por favor, que me hace daño al sentido común leer según que melonadas. Para empezar, no es de recibo intentar vender que un diario que abarca tres años contiene sucesos de cincuenta. Dicho sin rodeos, tal pretensión es una mentira. Además, téngase en cuenta que si el primero de esos 50 años se sitúa en 1979, el último llegará en 2029. Todo un prodigio para alguien que murió –«gran noticia», dijo alguno- en 2016.
Para continuar, los viajes, escrutinios, visitas e interrogatorios «a cada hermano sobre su vida, sus sufrimientos y su historia», son cualquier cosa menos «relación personal en diálogo con Jesucristo». Así que ya podía aclararse el vendedor sobre qué es lo que quiere vender: un compendio de medio siglo de cotilleos e intromisiones o tres años de monólogo interior.
Porque otra cosa que no cuadra es intentar hacer pasar por relación personal y diálogo con el Señor lo que poco más abajo se describe de la siguiente manera:
«Los Diarios de Carmen … revelan un sufrimiento que surge en numerosas variantes: incertidumbres, frustraciones, complejos, desesperación, dudassobre el significado de una vida dedicada a la misión».
¿Cómo podría haber desesperación en una relación personal con Dios? ¿Qué clase de dios será ese que se manifiesta en incertidumbres, frustraciones, complejos, desesperación y dudas?
Pero aún hay más:
«A través de estos diarios ahora tenemos acceso a lo que Carmen, en gran medida, nos ha ocultado».
No era ningún secreto que Carmen se medicaba y tenía unos altibajos anímicos importantes, tampoco era secreto su mala educación… ¿Qué puede ser lo que «nos ha ocultado»? ¿Tal vez que no encontró a Dios en el CNC?
Y el culmen es la llamadita a la idolatría:
«”Mantener estos escritos con veneración. Ninguno de nosotros merece una hermana como ella”. (Kiko Argüello)».
¡Demos gracias a Dios por no ser merecedores de una hermana como ella!
Pasando al otro libro, la “descripción” no es mejor y las mentiras también campan a sus anchas.
«Kiko no es un hombre diferente de los demás, a pesar de ser el iniciador junto con Carmen Hernández de una de las realidades eclesiales más importantes en la Historia de la Iglesia, está sujeto a las contradicciones e impulsos de la naturaleza humana».
Realidades eclesiales importantes en la Historia con mayúscula pueden ser las órdenes religiosas, la inquisición, los cónclaves… pero hay que lucir una faz muy dura, no tener reparo en pisotear la verdad y ser muy ignorante de la Historia de la Iglesia para catalogar al camino que jamás ha llegado a ninguna parte de una de las realidades eclesiales más importantes.
A continuación, la “descripción” sube a Kiko al nivel de Moisés, que es algo que a su sensibilidad le gustaría mucho que todos se creyeran.
«En algunas partes, el libro es conmovedor, y cuenta … la verdadera historia de un hombre que ha recibido la gracia de hablar con Dios».
Y lo peor es el descaro con que se ofrece el libro como artículo pseudo-mágico para practicar la “libromancia”.
«El libro … puede abrirse al azar y ofrecer en una página o en una reflexión una clave para entender la vida o los problemas existenciales, a veces ofreciendo una solución que parecía imposible o inexistente».
Este libro debería venderse únicamente en las tiendas de tarot, junto a las cartas, las velas y las piedras con propiedades mágicas. Es lo que se merece.
P.D. Un entretenimiento veraniego: Busca el pingüino entre los tucanes. La solución, aquí.